El papel de la prevención

Es necesario reflexionar sobre las estadísticas proporcionadas por la CEAV (2016) ya que dicha comisión establece que en promedio, el 85% de los casos de abuso sexual ocurridos, son realizados por un familiar cercano como el padre biológico, padrastro, tío o primo, y el restante 15% por desconocidos. Esto evidencia el riesgo al que se encuentran sometidos los menores y valida la importancia de la prevención de dichos delitos, proporcionando a los menores, estrategias de autocuidado y detección de situaciones de riesgo que les permitan minimizar las posibilidades de ser victimizados. Con base en esto, la prevención permite un abordaje amplio y completo de los problemas que se quieren evitar relacionados con los estilos de vida, las oportunidades de desarrollo, las actitudes, los comportamientos y la adquisición de nuevas habilidades; pero esta educación preventiva no sólo debe ser con las niñas y niños, sino también con los adultos, madres, padres de la familia y todas aquellas personas que inciden y son responsables de su cuidado, protección y formación. Otro aspecto importante a desarrollar en cuanto a la prevención se deriva de la importancia del conocimiento de la realidad del abuso sexual y las dinámicas sociales, culturales y familiares que promueven la aparición de los factores de riesgo (Save the children, 2012); por lo que también es necesario establecer medidas y acciones tanto de prevención como de atención en todos los ámbitos responsables de la protección de los niños y las niñas para promover una respuesta adecuada a sus necesidades como víctimas de estos delitos. Para ello, es necesario generar mecanismos o sistemas estatales, regionales y locales de protección que estén coordinados, sean efectivos y eficientes.